Historia

Yepes es un pueblo con una de las historias más interesantes de la provincia de Toledo.

"Hay quien relaciona Yepes con una de las ciudades que fundó Hispalos, hijo de Hércules, a la cual llamó Ispium y de ahí Yepes. Otros dicen que su denominación proviene de Jope, de la tribu israelita de Dan, por lo tanto su origen sería judío. También se relaciona esta localidad con la Hippo carpetanorum, en la que se dio la célebre batalla, en la que según Tito Livio, los celtíberos vencieron a los pretores romanos C. Calpurnio y L. Quintio, con más de de 5.000 muertos. Todavía pueden verse vestigios de su época romana. Otros estiman que fue la antigua Hippona, que significa lugar elevado. Jiménez de Gregorio deriva el nombre de esta localidad de Heppes (mozárabe). Sin embargo, las primeras noticias documentadas que se tienen son de mediados del siglo XII y después del XIII, cuando, por donación de Alfonso VIII, pasó a depender de los arzobispos de Toledo, en la persona del arzobispo don Rodrigo Jiménez de Rada. Se mantuvo bajo el señorío de la Silla Arzobispal de la catedral primada hasta que el papa Gregorio XIII otorgó bula de enajenación a favor del rey Felipe II y la jurisdicción fue vendida a la villa por 50.000 ducados de oro en 1.576.”.

D. Ángel Santos Vaquero en su libro Entre Pueblos y Leyendas (editorial Azacanes. Toledo 2001)

Los arzobispos de Toledo construyeron en este pueblo, al que llamaban su villa, un alcázar fortificado en el que llegó a vivir el arzobispo Carrillo (siglo XV) y sirvió de residencia a los gobernadores de la villa, puestos por la Iglesia toledana.

Fue siempre villa gobernada por el Estado llano, es decir, por personas no hidalgas. En su concejo los hidalgos no tuvieron puesto, como era normal en los demás pueblos de España, a pesar de innumerables tentativas y pleitos que los hidalgos pusieron desde 1480 a 1570, siempre les fue denegado este pretendido derecho por los tribunales.

En 1520 llegaron de Villasequilla, donde se había corrido un toro el día de San Juan, varios vecinos gritando "Comunidad, Comunidad", con lo que se alborotó el pueblo. El día siguiente sábado 25 de junio, se reunió el concejo. Estando reunidos, subieron al estrado varias personas, rompieron las varas a los alcaldes, se apoderaron de las armas y Yepes se hizo comunera. El día de la Asunción de 1521 entró en la villa el prior de la Orden de San Juan y la ocupó en nombre de Carlos I, sometiéndose a sus vecinos.

Tiene concedido el título de Muy leal Villa y su escudo, aunque de tiempo inmemorial, le fue otorgado oficialmente por Carlos III con fecha 15 de enero de 1773. Consta de un león rampante sobre fondo rojo, sosteniendo una custodia con garras y trofeos al pie, rematado con una fama con trompeta y laurel y corona real. Se hace con él alusión a que sus vecinos siempre defendieron y tuvieron gran devoción al ministerio del sacramento de la Eucaristía. Este amor viene de antiguo, pues ya se cuenta que los mahometanos entraron en el pueblo, precisamente el día del Corpus cuando los vecinos se hallaban en la procesión, y estos hicieron una feroz defensa de la hostia consagrada que llevaban en la custodia cuando aquellos quisieron profanarla. La lucha fue brutal y llegaron a rechazar al enemigo. Al día siguiente viernes, volvieron los sarracenos, arrasaron la población y pasaron a cuchillo a sus habitantes, dando origen al nombre de Viernes Triste.

A este respecto conviene conocer lo reseñado en el libro de doña Pilar Fernández Vinuesa, relativo a las Plazas Mayores de la Provincia de Toledo (editado por el Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos en 1990), su pasado más remoto, aparece por primera vez documentada en el reinado de Alfonso VIII (1126+1157), que cede en el 1145 al Concello de San Nicolás Yepes y su castillo, con su xara. En 1212 se cita como una pequeña aldea. En 1213, Alfonso VIII da al Arzobispo Jiménez de Rada el lugar de Yepes, el cual en 1223 concede fuero de población a la mencionada villa. En 1371, Enrique II dona nuevamente la villa de Yepes al Arzobispo de Toledo Gómez Manrique. A finales del siglo XV (1480) seguía siendo propiedad del Arzobispo de Toledo, concretamente de Don Alonso Carrillo.

Con anterioridad a estas reseñas conviene recordar lo reseñado en el Folio 523R del libro de Tomás López, Relaciones Geográficas, editado en 1787, en el que indica que “…es antigua Villa, y tanto que su fundación se asegura 590 años, antes de Christo...” Refiérelo Garibai en compendio histórico libro 5, capítulo 4. el Padre Bicen y otros que, “…fue fundada en tiempos de Pino, Capitán General de los exercitos de Nabucodonosor, la poblaron y llamaron Jope, a imitación de la ciudad de José, seis leguas de Jerusalén". Añade en el folio 527V que “…esta Villa estuvo cerrada y murada, de lo que pocos años se ha desizo parte de su muralla del Norte; para surtido de piedra de las veinte o más casas, que de caudales de Propios de ella, se fabricaron y solo han quedado las Puertas en arco de la Salida a Ocaña, de Madrid y de Toledo, y el corto muro, o registro que la Villa, y el Alcaide que tenía para su guarda, se halla inmediato a la Plaza..."

De igual forma en el libro del Archivo del Museo de Santa Cruz, correspondiente con el Interrogatorio de Documentos de 1844, se reseña sobre Yepes: “Esta Villa tiene parte de muralla con cuatro puertas y con almenas en los costados y tres muros dos redondos y uno cuadrado, también almenado, se cree que todos estos son edificios árabes”.

En el libro de Madoz de la misma época se reseña la situación de la población con detalle “…con ayuntamiento en la provincia y diócesis de Toledo (6 leguas), partido judicial de Ocaña (2), audiencia territorial de Madrid (9), c. g. de Castilla la Nueva. Situado en la parte oeste de la llanura llamada mesa de Ocaña; es de Clima templado; reinan los vientos este y sur, y se padecen histéricos, reumas y perlesías. Tiene 585 casas y 247 cuevas de habitación; casa de ayuntamiento; escuela dotada con 2.200 reales de los fondos públicos a la que asisten 149 niños; otras de niñas con 1.460 reales, en la que se educan 136; iglesia parroquial (San Benito) con curato de término, de provisión ordinaria; el edificio es magnífico, quizá el mejor de su clase en la provincia por su estructura, localidad y distribución interior, y por las excelentes pinturas que encierra; un monasterio de monjas carmelitas descalzas y otro de bernardas, ocupados por las religiosas; otros 2 conventos de frailes dominicos y franciscos, suprimidos; una iglesia del hospital de San Nicolás, del que es patrono el ayuntamiento; otra del hospital de la Concepción, del que lo es D. Luis Chaves, y en los afueras la ermita de San Sebastián que sirve de cementerio. Se surte de aguas potables en 3 fuentes a las inmediaciones, abundantes y de buena calidad. Confina el termino por el norte con el Ciruelos o Villareal; este Cabañas de Yepes y Ocaña; sur Huerta de Valdecarabanos y Oeste Villasequilla, extendiéndose una legua próximamente, y comprende gran patio de viñas y olivares, los desp. De Cinco-yugos, Pela y Cabeza y San Nicolás de Yepes, y buenas tierras de labor. El terreno es de excelente calidad en lo llano, estéril en las pequeñas cord. Oue llaman los quemados y todo sin riego. Los caminos vecinales cruzando de oeste a este el de Ocaña a Cuenca. El correo se recibe por balijero tres veces a la semana.

Producción, vino blanco muy famoso, aceite, trigo, centeno y cebada; se mantiene ganado lanar y mular de labor, y se cría caza menuda. Industria y comercio, arriera y tráfico de sus famosos vinos. Población 822 vecinos, 2.870 almas. Capacidad productora 2.791.536 reales. Impuestos 81.533. Contribución según el cálculo oficial de la provincia 7448 por 100. Presupuesto municipal 24.173, del que se pagan 4.000 al secretario, y se cubre con los ingresos de propios.

Es patria de Fray Diego de Yepes, Jerónimo prior del Escorial, confesor de Felipe II, murió en 1643 a los 84 años de edad, dejando varias obras apreciables. El benito Fray Antonio de Yepes, célebre cronista fue contemporáneo del anterior.

Continuando con la reseña del libro de Doña Pilar Fernández Vinuesa se puede conocer la historia global del pueblo. Los gobernadores eran puestos por los arzobispos de Toledo para que gobernaran en su nombre y tenían su residencia en el alcázar fortificado que aquello mandaron construirse en la Plaza Mayor.

En 1574, Yepes deja de depender del Arzobispado de Toledo, puesto que Felipe II, con licencia de Gregorio XIII, la vende por 500 ducados a su Ayuntamiento. El Arzobispado de Toledo se encargó de salvaguardar bien su villa de las incursiones de los almohades, amurallándola.

Jiménez de Rada comenzó a levantar el recinto murado, que sería completado y mantenido por sus sucesores. En 1516 el cardenal Cisneros manda reconstruir los muros que están ácidos.

Los siglos XVI y XVII son los de su historia más fecunda. Pedro de Medina en 1584, incluye Yepes ante los pueblos más destacados de Toledo."Al comenzar la decadencia de Yepes, ya al finalizar el siglo XVII, las murallas comenzaron a desmoronarse y sus materiales fueron empleados en construcciones urbanas del ensanche” (según Trillo Sabia en breve historia de Yepes, Toledo, diputación Provincial 1982).

En el siglo XVIII, en general, fue de decadencia, aunque al existir familias de abolengo, se acometieron algunas obras de importancia, como la torre y la sacristía de la Iglesia.

Un dato significativo corresponde a la estadística de 1785, en la que se ve que 800 vecinos tiene la villa, 600 de ellos, que son pobres y viven en cuevas.

En el siglo XIX, Yepes se sumó a la causa contra la invasión napoleónica. El 11 de agosto de 1809, tuvo lugar la batalla de Almonacid, el Capitán Lazy estableció aquí su cuartel general, desde aquí partió con las tropas para encontrarse con el enemigo tal vez, a pesar de la falta de documentación, podemos pensar que Yepes participaría en la Batalla de Ocaña, que tuvo lugar el 19 de noviembre de 1809, debido a su proximidad, ya fuera aportando personal, material o alimentos al ejército, lo que sí se sabe es una columna de tropas españolas se dirigieron a Yepes, después de la derrota frente a los franceses.

En este mismo siglo se produce la desamortización de Mendizábal, en la villa como en el resto de España, supuso la expropiación forzosa de todos los bienes pertenecientes a la Iglesia Católica y Órdenes religiosas. Entre otras muchas consecuencias la desamortización supuso la venta de inmuebles en subasta pública, obras de arte y libros, que acabaron en fuera de España, y el abandono de numerosos edificios de interés artístico, con la consecuente ruina de los mismos. En Yepes supuso la desaparición del Monasterios de franciscanos alcantarinos del valle y del Convento de Santo Domingo de Guzmán.

En el siglo XX se produce la Guerra Civil española, la Colegiata de San Benito Abad fue saqueada, destruyendo y quemando imaginería, sillería del coro, altares y retablos, incluido el Retablo del Altar Mayor, que se trasladó al Museo del Prado, donde custodió y restauró, hasta que José de Rivadeneira se pone en contacto con el director de dicho museo, para que se inicien las gestiones necesarias y los cuadros puedan regresar al lugar para el que fueron pintados, llegarán de nuevo a la Colegiata en 1942.

La Segunda mitad del siglo XX, vendrá marcada por la recuperación tras el conflicto y el crecimiento demográfico y económico, consecuencia de ello, es la aparición de nuevos barrios con el Barrio de San Luis.

Nuestro siglo dio comienzo con nuevos retos, como la recuperación y conservación del patrimonio que ha llegado a nuestros días, muestra del gran patrimonio que Yepes tuvo en sus siglos de esplendor fundacional, y que no en vano, han hecho que nuestra localidad sea considerada Conjunto Histórico Artístico.